Los investigadores consideran que el animal era esencial para la preservación de la especie en esta región del país.
Por Marta Miera
Ciudad de México, 22 de julio (RT).- "Máscara", un jaguar de ocho años de edad, fue arrojado desde un puente a un río en una zona de protección ambiental en el interior del estado brasileño de Sao Paulo. La autopsia reveló que lo mataron con saña: tenía 50 perdigones en el cuerpo y uno impactó en su corazón.
El animal era uno de los últimos 20 felinos de esta especie que habitan en la unidad de conservación en la región de Contínuo Serra de Paranapiacaba en la Mata Atlántica, uno de los biomas más importantes y más amenazados del país y presente en 17 de los 27 estados.
Las primeras hipótesis apuntan que lo mataron en una zona rural y después lo transportaron hasta la carretera para lanzarlo al río sin piedad.
Aunque la Policía todavía investiga el caso, una radiografía realizada al animal mostró balas de plomo y cicatrices en su pata derecha que, además, estaba rota, por lo que se concluyó que en los últimos meses le habían disparado en más de una ocasión.
Un equipo de Instituto Chico Mendes de Conservación a la Biodiversidad (ICMBio) trabaja desde hace más de 20 años junto a la Fundación Florestal en un proyecto de identificación y conservación de los jaguares en esta zona.
Fueron ellos quienes bautizaron a "Máscara", por unas manchas en su cuerpo que asemejan a las máscaras utilizadas para cubrirse los ojos. Uno de los ejes principales de este equipo de trabajo se basa en movilizar a la sociedad a favor de la conservación de la especie.
Por eso, vecinos como doña Delita y su marido, don Roque, se pusieron en contacto con ellos cuando el felino atacó su propiedad. Desde entonces, los investigadores visitaron a la pareja casi diariamente y le enseñaron a utilizar técnicas –luces, bocinas o cercas eléctricas– para ahuyentar al animal. Pero "Máscara" no desistía en su empeño de conseguir comida.
Las cámaras instaladas para monitorear a estos animales mostraron que el jaguar estaba herido y tenía dificultades para caminar. "Esa pudo ser una de las razones por las que atacó a animales domésticos. Un jaguar debilitado busca presas más fáciles de cazar para alimentarse. Atrapar a un pollo o a un cerdo dentro del corral es mucho más sencillo que perseguir a un jabalí. Máscara ya no podía cazar dentro del bosque", comentan desde la Fundación Florestal.
Último video de 'Máscara', el jaguar encontrado muerto en Brasil
'Máscara', un jaguar de 8 años de edad, fue arrojado desde un puente a un río en una zona de protección ambiental en el interior del estado brasileño de Sao Paulo pic.twitter.com/MKxGou2PJS
— RT en Español (@ActualidadRT) July 22, 2021
"Comenzamos a planear su captura, que estaba justificada porque estaba herido, pero hay personas que prefieren resolver el problema de otra manera 'más brusca' y se nos adelantaron", lamenta a RT el investigador Thiago Borges Conforti, miembro de la fundación.
Los expertos están seguros de que el final de "Máscara" podría haber sido diferente "si el asesino tuviera una mayor sensibilidad a los beneficios de vivir en contacto con la Mata Atlántica y la responsabilidad de no dañar el equilibrio natural de estas áreas".
CINCO JAGUARES MUERTOS EN 10 AÑOS
En los últimos 10 años, se han encontrado cinco jaguares muertos por cazadores en Contínuo Serra de Paranapiacaba. Un número "desproporcional" para una especie clasificada a nivel mundial como "casi amenazada" y en Brasil como "vulnerable a la extinción".
Se calcula que en todo el bioma hay cerca de 300 jaguares, una cifra que va disminuyendo a causa de la pérdida de su hábitat, el conflicto con los humanos y la caza ilegal. Desde septiembre de 2020, el equipo de ICMBio tan sólo ha detectado seis felinos en esta zona, entre ellos "Máscara", que aparte de las heridas que sufrió, estaba completamente sano.
La fundación advierte que la unidad de conservación de Paranapiacaba es una de las tres últimas zonas del la Mata Atlántica donde existen jaguares que podrían sobrevivir a largo plazo, pero la caza –principalmente de hembras– supone una grave amenaza.
Si la caza alcanza al 10 por ciento de estos animales, se estima que en menos de 100 años ya no quedará ninguno en esta región, y si despareciese esa especie se produciría todo un desequilibrio ecológico al impactar en la fauna y flora.
La Policía busca a la persona que terminó con su vida. La condena puede ser de entre seis meses hasta un año de cárcel, con multa.
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